Los siete primeros años de vida constituyen la base sólida para el desarrollo no sólo del lenguaje, la motricidad, las funciones intelectuales sino también del equilibrio emocional y por ende, de la voluntad a través de los valores para un mejor desenvolvimiento personal y social.

La FORMACIÓN EN VALORES es un trabajo en el que nos debemos comprometer tanto padres como educadores, ya que éstos se consolidarán si hay coherencia, constancia y repetición entre lo que se le ofrece al niño en la casa y en el aula.

¿Cómo lo trabajaremos?

Con acciones pequeñas, palabras frase, objetivos mensuales que se les hará llegar a tiempo, a través del calendario mensual, para que así desde sus casas nos apoyen y podamos lograr nuestras metas.

“Los buenos hábitos se convierten en virtudes con el uso de la razón y la libertad, porque en el momento oportuno los niños tuvieron la ayuda necesaria para adquirirlos”.